La noche me acoge y me coge, sí, me manosea, de la manera mas sucia posible y de la más delicada también. Me recuerda que debo trabajar, me presta las ganas.
Yo le doy las gracias, y en la mañana le grito (a ver si me escucha), por qué no me dió un beso en la pelvis antes de irse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario